31 de marzo de 2008

Memoria de viaje

-El feriado del 2 de abril lo tendrían que haber corrido
-¿Por?
-Porque sí. Porque tenía ganas de irme a la casa de la costa
-Pero es una fecha importante
-Mirá vos
-Es el día en el que comenzó la guerra de Malvinas
-Pasaron como 20 años desde la guerra, a mí me interesa el fin de semana largo
-No podés ser tan desconsiderado
-¡No soy desconsiderado! si lo corrieran al lunes, los ex combatientes también podrían irse a algún lado
-¿Vos pensás que ellos pueden tener ganas de hacer algo en esa fecha?
-¿Por qué no?
-Es demasiado fuerte para ellos
-No hay nada que no se pueda olvidar con un buen chapuzón en el mar
-Me parece que te equivocás
-Pero por favor
-A vos te interesa la joda nomás, ¿por qué no te alquilás alguna película sobre el tema ese día?
-¿Vos te pensás que a mí me sobra el tiempo?
-Sí, porque no te pudiste ir a la costa
-No importa, a mí el feriado no me lo van a cagar, me iré de shopping, o al cine
-¿Y no vas a pensar en los pobres pibes que fueron a la guerra?
-Ya te dije que pasaron más de 20 años, ya fue
-Es muy cínico de tu parte
-No te das una idea la culpa que me dan tus comentarios
-Deberías aprovechar el día para tomar conciencia
-Mirá, estoy podrido de hacer memoria: la dictadura, los desaparecidos, los ex combatientes. ¡Dejenmé de joder! ¡Me quiero ir a la costa!
-Por gente como vos estamos como estamos en este país
-Cómo te gusta juzgarme
-Sí, porque me parece una actitud irresponsable la tuya
-A ver, decime, ¿que vas a hacer vos el 2 de abril?

Diego M

28 de marzo de 2008

Faltan palabras

A los que quieran escuchar



Un discurso
dibuja muecas de fastidio
en un piquete rural

La gente no pasa
La gente no aguanta
La gente no escucha
Postales del caos
Ayer
Hoy
¿Siempre?

Si el ruido del conflicto
bajara unos decibeles
tal vez
se pueda conversar
una solución
¿Le interesará a alguien
vivir en un país civilizado?



Diego M

26 de marzo de 2008

La longitud de los momentos

Se queda paralizado con los pantalones en la mano izquierda. Cualquier observador común podría decir que Cristian está en el difícil trance de salir chapoteando del mundo de los sueños para pegarse de frente con la realidad. Y no estaría del todo errado. Pero lo que Cristian está viviendo, sentado en su cama con los pantalones en la mano, la mirada perdida y el reloj marcando las 5:30, es su “momento revolucionario”. Esos dos minutos que dedica una o dos veces por semana para replantearse toda su vida en el único momento en que uno puede replantearse su vida: al comenzar el día. Entonces imagina que va a tirar el pantalón en la pila de ropa y se va a acostar a dormir hasta que ningún despertador egoísta pueda sacudirlo. Imagina que le va a decir a su jefe lo que verdaderamente piensa, se lo va a gritar para luego darse vuelta y salir con una sonrisa ancha por última vez de ese miserable laburo. Imagina que ese va a ser el día en que va a levantar el teléfono y va a hacer ese llamado que debería haber hecho hace muchísimo tiempo. Imagina que hoy es un excelente día para comprar un paquete turístico a Europa y así cumplir con ese viejo sueño.
Pero siempre la cabeza va para un lado y el cuerpo para el otro. Por eso, mientras Cristian imagina todo esto, la mano izquierda ayudada por la derecha le colocan el pantalón, primero en una pierna y luego en la otra. Luego le colocan las zapatillas y así sucesivamente lo visten de todo lo que a él le repugna ser. Y en lugar de seguir durmiendo, o de levantar el teléfono, o de comprar un paquete turístico, Cristian toma el colectivo hacia el trabajo una vez más.
Pero sólo él sabe, muy en el fondo de su cabeza, que algún día (más lejos o más cerca, pero qué importa si ese día va a llegar) su “momento revolucionario” se va a convertir más en revolucionario que en momento.

Diego M

19 de marzo de 2008

Preguntando en voz alta


¿Hay mucha diferencia entre una persona que se apoya un revólver cargado en la sien y una persona que manda mensajes de texto mientras anda en moto y sin casco?

Diego M

17 de marzo de 2008

Abandonadores compulsivos de bandejas

Ésta raza ha proliferado desde fines del siglo pasado, con la llegada al país de los shoppings. La lógica de ésta gente es bastante particular, ya que no les molesta ir hasta el restaurant, parrilla o fast food en cuestión para pedir y recibir su comida en una bandeja. Pero luego de llenarse la panza y hacer una breve o larga sobremesa, se retiran sin más, dejando todos sus desperdicios en la mesa del patio de comidas. ¿Qué espera ésta gente? ¿que el "mozo" venga a retirar la bandeja? ¿tanto les cuesta caminar cinco metros hasta el tacho de basura y volcar allí los restos de su comida? Y no me vengan con que el personal de limpieza del lugar está para eso porque es una gran mentira, la gente de limpieza está para mantener el piso y la mesa limpia, no para andar tirando los desperdicios que generan los demás.
Desde éste humilde rincón los llamo a que tomen conciencia de la situación. Por un país mejor, por unos shoppings mejores, por una digestión sana y limpia, por un personal de limpieza más ocioso. He dicho.

Diego M

13 de marzo de 2008

Jueves 13

No te cases, ni te embarques, ni comas chocolates, ni saltes un charco, ni compres un peluche, ni regales una sábana pintada, ni tomes una cerveza negra, ni compres un auto, ni actúes un monólogo, ni te cortes el pelo al ras, ni cruces la calle sin mirar, ni comas salchichas tres cruces, ni pidas parrillada para dos, ni juegues al T.E.G., ni hables con extraños, ni compres un celular, ni vayas al cine a ver una de terror, ni cumplas años, ni hagas ninguna de éstas cosas 15 días antes o 15 días después de cualquier jueves 13 de cualquier año. Porque...

Diego M

10 de marzo de 2008

A veces me preguntás cada cosa...

-¿Estás conforme con lo que sos?
-¡Qué pregunta!
-¿Estás conforme o no?
-¿En que sentido me preguntás?
-En el que se te ocurra
-Mirá, hubiera preferido ser escritor antes que técnico de mantenimiento
-Ajá ¿algo más?
-También hubiera preferido ser rubio, de ojos claros y con unos kilos menos
-¿Qué más?
-No se me ocurre nada ahora
-¿Estás orgulloso de ser humano?
-No sabía que eso se podía cambiar
-Todo se puede cambiar, al fin y al cabo, esto es sólo una charla
-No hubiera elegido ser un humano, creo
-¿Por?
-Por la crueldad, por la involución, porque a veces siento que somos un virus molesto del cual la tierra no se puede librar
-¿Y que hubieras querido ser?
-Una hormiga seguro que no, son demasiado trabajadoras
-Sí, no es una de tus características
-Exacto. Un pájaro tal vez, pero supongo que me aburriría el hecho de poder volar cuando yo quiera
-¿Entonces?
-No sé, dame tiempo. ¡Mirá con las preguntas que me salís!
-¿Qué querés que te pregunte?
-Algo más sencillo, algo de fútbol, como siempre
-¿Como salió Boca ayer?
-1 a 1, gol de Riquelme. Si jugaba Palermo lo ganábamos
-Puede ser
-¿Y vos? ¿estás conforme con lo que sos?

Diego M

6 de marzo de 2008

Duros y masticables

Martes de menta
como los caramelos
que de chico
te llamaban la atención
y que escupías
después de intentar
hacerte el grande
si te gusta
la vida de tutti frutti
ya está
no disimules más
comprá "Odolito"
en vez de "Colgate"

Diego M

3 de marzo de 2008

Elitismo bajo cero

El aire acondicionado no es realmente un adelanto tecnológico del que me sienta orgulloso como ser humano, no lo aprecio en lo más mínimo ni pienso utilizarlo (ya sea tamaño auto, oficina u hogar). No juzgo a la gente que lo utiliza, incluso aprendí a entender que hay gente que casi no podría sobrevivir sin él, ya sea por problemas de salud o por algun otro motivo.
Y éste artículo no está acá para quejarse de que ustedes de ese lado del vidrio están a veinte grados mientras a mí se me derrite el helado recién comprado en el medio de la vereda a cuarenta y tantos grados. No señor. Lo que a mí realmente me indigna es que además de estar a veinte grados menos que yo, el aire acondicionado que a usted le simplifica tanto la vida, me está escupiendo su agua sucia y tibia en mi cabeza.
¡No puede ser que uno camine por la ciudad en medio de una lluvia de agua sucia! ¡no sólo están más frescos si no que nos escupen desde sus oficinas refrigeradas!
Pero algún día, señor, señora, algún día las redes eléctricas van a colapsar, y ustedes van a tener un gran porcentaje de la culpa. Y a mí no me va a funcionar mi humilde ventiladorcito. Pero usted va a vivir democráticamente a la misma temperatura que los demás.


Diego M

1 de marzo de 2008

Su pedido ha sido escuchado

Buenas tardes estimado hermano Carlos, le quiero hacer llegar por este medio mi respuesta a su plegaria, en la que usted me pedía que le aliviara su estadía en el trabajo. Le reitero que es un compromiso de mi gestión el dejar conforme a la mayoría de los feligreses. Paso a detallarle:

En el rezo de anoche le he realizado el pedido a San Expedito, el canal de comunicación que poseo para llegar a los oídos y al corazón del Supremo. El pedido (tal cual usted me lo realizó) incluye la reducción de la jornada laboral a seis horas diarias, con una hora de almuerzo y veinte minutos de desayuno incluídos. A su vez, también he pedido extender el fin de semana de dos a tres días, incorporando el día lunes al mismo. He escogido el día lunes ya que la gente lo detesta, y espero que agregándolo al fin de semana gane en popularidad.
También le he pedido un leve ataque de presión para su jefe (el que no concurre a misa y tiene dos amantes), que no le deje secuelas físicas pero sí en el alma y en su carácter, el cual ganará en benevolencia y paz.
En cuanto a su amigo Francisco (conocido por usted como “Pancho”), he pedido que esté conectado todo el día al messenger, como perrito faldero cibernético, dispuesto a seguir charlando sobre la falta de refuerzos de Racing, los planes para el fin de semana sin su mujer, los números que van a salir en la quiniela o lo que sea que usted necesite para hacerle más llevaderas sus horas laborales.
Espero que esté conforme con mi accionar, de no ser así, le pido que me lo haga saber en la próxima misa.
Hagase la paz en su alma y en su corazón (mientras sigamos recibiendo su diezmo).
Amén.

Fermín Dieguez
Cura Párroco
Licenciado en Marketing y Comunicación