30 de noviembre de 2008

Urbanicomio (con audio)

Me suena el celular. Meto la mano en el bolsillo. No tengo celular, saco una pastilla de fruta, porque las de menta pican, como los mosquitos salvo que tengas off. Si el grabador está en off no podés escuchar música. Dicen que la música calma a las fieras, pero nunca ví a un león con un grabador en el zoológico, en dónde están todos los bichos amontonados. La gente se amontona en las oficinas, todo el día sentados tratando de ganar algo de plata. Porque "el dinero no es todo pero como ayuda". Ayuda a comprar un autazo, para andar por la calle insultando como loco, pero no vas al manicomio, donde están los locos pero nadie sabe por qué. El saber no ocupa lugar, al contrario de la comida. La comida de las hormigas son las plantas, se las comen y las llevan a la tierra, me pregunto ¿por qué las plantas no nacen de nuevo? La calle está llena de autos nuevos y de colectivos que echan humo. Como el humo de los oficinistas que salen a fumar cansados de estar tantas horas cuadrándose el culo en una silla con ruedas, me pregunto ¿la silla con ruedas es el auto de los pobres? Pobre le dicen a un tipo cuando no tiene para comer, o cuando anda en la mala. Las malas son cuando no tenés laburo ni plata ni minas. Las minas son jodidas. Jodido es andar por la calle que está llena de gente con cara de culo y traje de Armani. De traje te visten cuando vas al cajón, me pregunto ¿para qué estar tan elegante si a esa altura no te podés levantar ninguna mina?




Diego M

25 de noviembre de 2008

Sonrisa antibalas

Los infinitos acordes
de tu martillo neumático
son música para mis oídos

La extraña melodía
de tu bocina histérica
me endulza la mañana

El bello canto
de tu puteada matinal
es alimento para mi alma

No intentes más en vano
mi sonrisa no se irá
porque sólo falta un mes
para las vacaciones

Diego M

17 de noviembre de 2008

Dudas de verano

No entiendo bien por qué una "familia tipo" se gastaría $7.000 en unas vacaciones en Mar del Plata habiendo tantos otros lugares hermosos (y más baratos, más cómodos, más tranquilos, más, más, más) para veranear en Argentina.
¿A ustedes se les ocurre alguna explicación?
Espero opiniones al respecto.


Vean en Clarín la nota inspiradora del post: http://www.clarin.com/diario/2008/11/16/sociedad/s-01803805.htm

Diego M

12 de noviembre de 2008

Día libre

Te darás cuenta de lo encadenado que estás a la rutina el día en que llegues al trabajo y tu jefe te diga "hoy no hay nada para hacer, tomate el día libre". La incongruencia de esas dos palabras juntas será mucho para vos, tus párpados se aturdirán y aletearán mientras tus cejas se unirán alrededor de tu nariz en un inconfundible gesto. Entonces, tendrás unos minutos en los cuales programarás visitas a tus mejores amigos, pero tus mejores amigos estarán trabajando. Caminarás por la ciudad, perdido con el peso de tu mochila a cuestas. Tendrás ganas de entrar a la disquería, o de tomar un café sin apuro y con azúcar. Tendrás ganas de ir de shopping, de pasear a tu perro, de estar tirado en el parque, de visitar a tus abuelos, de tirarte a las vías del tren. El tiempo libre te quemará mucho más que el dinero en la palma de tu mano. Éstas ganas te avasallarán, te estresarán. Terminarás durmiendo todo el día en tu departamento. A la mañana siguiente despertarás como si nada hubiera pasado e irás hacia el trabajo, a disfrutar de unas hermosas ocho horas de certidumbre rutinaria.
O terminarás en las vías del tren, dejando atrás una mochila ensangrentada. Y poco más.

Diego M

5 de noviembre de 2008

Llamado a la sociedad

Mediante este comunicado, la A.P.P.A. (Asociación Protectora de Peluches y Afines) pretende seguir generando conciencia en cuanto al trato responsable de nuestro protegidos.
No toleraremos más maltratos ni abandonos por parte de mayores ni menores. Estamos cansados de ver a inocentes conejitos, ositos, perritos y otros, morir de frío e inanición en plena calle o incluso caer en las garras de perros asesinos que terminan destripandolos, esparciendo su tierno y mullido relleno por todo el patio del hogar. Hogar que había sido suyo también, hasta que el niño o la niña que eran sus dueños decidieron que ya no servía más, que ya podían dormir tranquilos en las noches sin su compañía.
Señores: un peluche no es sólo un muñeco rellenado. Es un alma dulce y compañera que merece ser tratada dignamente y con amor.
Seguiremos luchando por una sociedad con adultos y niños más felices. Por un sueño reparador. Por más hogares llenos de conejitos, elefantes, perritos y ositos con corazones.


Pedro Pelucheti
Gerente de Marketing y Confección de A.P.P.A.