25 de febrero de 2009

Matemáticas ni en sueños

No entiendo por qué las horas que uno dedica a dormir no se acumulan, es decir, si el lunes dormí 12 horas, y el martes 4 horas, el miércoles debería andar bárbaro, pero los bostezos se me van cayendo y la buena gente me los va juntando. Pero también está la mala gente, la que te patea el bostezo debajo del colectivo, o adentro de la boca de tormenta, la mala gente suele tener problemas de sueño y les molestan los bostezos ajenos. Volviendo al tema de las horas de sueño digo, si yo durmiera 8 horas el lunes y 8 el martes, sumarían igual 16 horas, pero entonces el miércoles andaría muy bien de sueño porque dormí 8 horas los dos días. Pero si, por ejemplo, yo pongo 12 monedas en una lata un día, y agrego 4 al otro día, tengo 16 monedas, igual que si metiera 8 y 8, entonces no me explico por qué hoy me duermo en cualquier lado y encima no tengo monedas para el colectivo y me colé y babeo, ronco y tengo que imprimir los papeles de nuevo porque si no mi jefe se va a dar cuenta y me va a mandar a dormir 8 horas en lugar de 4, y yo le voy a decir que cada uno duerme lo que quiere y él me va a decir que no le gusta que ronque con las patas sobre el escritorio y yo que las patas no roncan, si no que es la boca lo que ronca, pero ¿estás seguro que es la boca?, para mí que es la nariz, no se ni me importa, entonces andate a dormir.

Diego M

17 de febrero de 2009

El valetodo de las urnas

-¿Estás entusiasmado con las elecciones que se vienen?
-No, hace rato que estoy bastante despolitizado
-Bueno che, pero tenés que informarte para poder votar con un poco de responsabilidad
-¿Responsabilidad? estamos en Argentina!! ¿de que me estás hablando, Willis?
-Hay de todo. Por ejemplo, yo vengo leyendo diarios y revistas políticas desde hace meses...
-Está bien, andá contandome así no estoy tan desinformado
-Por un lado está el oficialismo...
-Sí: Cristina, Néstor, De Vido, Felipe Solá...
-No!! Solá está armando un nuevo frente con Macri y De Narváez
-¿¿Eh?? Pero Solá es peronista ¿o dejó de serlo?
-Sigue en el partido y sí, obviamente sigue siendo peronista
-¿Pero el presidente del PJ no es Kirchner?
-Ah, picarón, no estás tan desinformado
-Algo sabía... Pero ¿Macri ahora es peronista?
-Ni a palos. Bah, creo que no, por ahora
-No me cierra...
-Y ese no es el único frente opositor
-No creo que haya una unión más sorpresiva que esa...
-Carrió se junta con la UCR y casi seguro va con Cobos
-Pero ella se había ido del partido y a él lo habían echado!!
-Sí, pero ahora están tejiendo una alianza
-Pero Cobos es vicepresidente ¿como puede estar aliándose con los opositores?
-Vos hacés preguntas demasiado complicadas...
-No entiendo como pueden cambiar tanto las cosas en unos meses
-Ah! me olvidaba de decirte que tal vez la gente del campo vaya en alguna lista...
-Pero el año pasado dijeron que no tenían aspiraciones electorales!! ¿estás loco vos?
-Bueno che, no te la agarres conmigo...
-Es que me parecen increíbles las cosas que me decís. Para mí que me querés confundir...
-¿Vas a dudar de mí? comprate el diario mañana y vas a ver
-Ni loco!! mirá si encuentro que Carrió quiere ser candidata de Cristina, o Buzzi y De Angeli van con Macri en la misma lista
-Lo segundo no sería tan raro...
-Me parece que en nuestro país ya no hay lugar para la sorpresa en política...
-Yo diría que no hay más lugar para la vergüenza
-Lo seguro es que hay que votar
-Ni hablar, depositaremos la confianza en el menos peor y que la suerte nos ayude

Diego M

4 de febrero de 2009

El vuelto (con audio)

Su madre le había recomendado ir a la iglesia, que la fe salva, que Dios siempre le da una mano a quien la necesita. ¿Dios?, ¿qué dios?, sólo un jefe inoperante podría estar al mando de ésta locura.
Ahora él estaba dentro del Falcon gris de un amigo esperando el momento exacto para dar el golpe. Eran las diez y media de una noche hombrelobuna. Sintió el seguro de su cordura desactivándose. La luz de la habitación de su casa se había apagado hacía unos minutos. Cruzó el jardín en donde había jugado tantas veces con su hijo. Se detuvo ante la puerta y sacó sus llaves del bolsillo izquierdo. Su pulso no lo ayudaba, pero encontró la adecuada. Metió la llave en la cerradura, giró el picaporte y abrió. Lo recibió el aroma del algarrobo. Las lágrimas comenzaron a quemar sus mejillas. Sus zapatos saborearon la escalera lentamente, peldaño a peldaño. En su bolsillo derecho, las monedas golpearon el metal de la pistola. Atravesó el pasillo. Fue directo a la segunda puerta de la derecha. Los gemidos del otro lado le dieron el empujón final hacia el abismo. Y entró.


Diego M