Ahora él estaba dentro del Falcon gris de un amigo esperando el momento exacto para dar el golpe. Eran las diez y media de una noche hombrelobuna. Sintió el seguro de su cordura desactivándose. La luz de la habitación de su casa se había apagado hacía unos minutos. Cruzó el jardín en donde había jugado tantas veces con su hijo. Se detuvo ante la puerta y sacó sus llaves del bolsillo izquierdo. Su pulso no lo ayudaba, pero encontró la adecuada. Metió la llave en la cerradura, giró el picaporte y abrió. Lo recibió el aroma del algarrobo. Las lágrimas comenzaron a quemar sus mejillas. Sus zapatos saborearon la escalera lentamente, peldaño a peldaño. En su bolsillo derecho, las monedas golpearon el metal de la pistola. Atravesó el pasillo. Fue directo a la segunda puerta de la derecha. Los gemidos del otro lado le dieron el empujón final hacia el abismo. Y entró.
Diego M
5 comentarios:
es un acto desesperado tanto ir a pedirle a dios una gracia como ir a robar...buenísimo el audio...artesanal!!
Diego, se me puso la piel de gallina!
besitos Sandra
Decime que este audio es de dónde yo creo que es!
Recuerdo la historia de este magnífico texto. Creo que se resolvió en "la maga" no?
Brillante!
¡Gracias por la operación rescate!
¿Podés creer que conozco una historia similar a esta, pero verídica?
Geraldine: más desesperado aun si pensamos que dios no existe (pero eso ya es otro tema)
Gracias por los elogios! :-)
Sandra: no puede ser!! a los hinchas de Boca no se nos pone la piel de... puajj :-P
Zaiper: seeeeeee, de la primer Degustación Literaria Cruzagramas, todo unhito en la historia del grupo!!!
Me parece que se resolvió en el Taller y se leyó en La Maga...
Crispín: de nada!! ¿a vos también te contaron la misma? jajaja
Gracias por volver! :-)
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