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12 de julio de 2008

Desorientado, dolorido y muchas cosas más

Ya no tengo ni idea si está terminando o empezando la semana. Mi tiempo se cuenta en horarios de visita. Mis días se manejan segun las enfermeras que atienden a mi viejo. Hay algo extraño en las clínicas, algo que te hace no sentirte nunca parte. Será la unicidad del estilo de habitaciones, serán las sábanas sin florcitas ni rayitas, será el olor tan limpio como enfermo que te sigue pegado en la ropa adonde vayas.
Ni siquiera sé a quién le conté esto o aquello. No sé si mi tía Clelia sabe que mi viejo volvió a terapia o si no le dije a mi tío Nestor porque le sube la presión. Es increíble la cantidad de llamados que uno puede recibir en éstos días de familiares que practicamente no conoce. O tal vez sea que los ví por última vez cuando tenía siete años, y el mundo es diferente cuando uno tiene siete años ¿no?
A ésta altura ya ni sé que les conté o que les quise contar a ustedes con éstas líneas. No sé, me taré, no entiendo, necesito dormir, necesito que las cosas mañana estén mejor.
Espero que tengan un buen fin de semana, digo, si es que mañana empieza el fin de semana porque, como creo que ya les dije, no tengo ni idea de qué día es hoy, sólo sé que quiero que mi viejo salga de esa clínica.

Diego M