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23 de noviembre de 2019

Dogui

Todos piensan que los perros son buenos. Pero, intentá sacarles la comida, o la pelota: son violentos y vengativos, por más que después se apiaden y te muevan la cola. A mí no me engañan más. Cada día les tengo más desconfianza ¿Qué pasaría si no les doy de comer? Si no los saco a pasear ¿Cuantos días demorarían en atacarme directamente al cuello mientras duermo? Serían amos y señores del hogar. Durante un tiempo, podrían mantenerse saqueando el mueble de la comida. Luego, irán por los pájaros confiados que aterrizan en el fondo. O por algún gato descuidado. O por las ratas, que merodean mi cadáver.
Cuando ya no quede nada, pondrán su mejor cara de lástima en la ventana, y conseguirán un nuevo humano que los adopte. Durante un tiempo, él pensará  que todos los perros son buenos. Cuando descubra la verdad, ya será tarde.


Diego M

24 de diciembre de 2011

Espíritu navideño

La esposa lo echó del departamento por llegar unas cuantas veces borracho. Los padres no lo recibieron de vuelta porque no va a ser bueno para vos volver con nosotros, alquilate algo; pero tampoco fueron garantes del alquiler. El amigo no tenía lugar en la casa porque la familia es grande y a Vanesa no le caés muy bien. El portero del edificio lo echó de la vereda porque los inquilinos se quejan. Y entonces, el jefe lo echó del trabajo porque venís desarreglado y sucio, como si no tuvieras casa ni familia.
El 24 a la tardecita se tiró debajo de un tren.
El 25 se encontraron en el velatorio: la esposa, los padres, el amigo, el portero y el jefe. Compartieron pan dulce, café y anécdotas sobre él. Hablaron de lo bueno que era, de que desgracia, justo para navidad y de lo mucho que lo iban a extrañar.

Diego M

3 de mayo de 2011

Capitalismo salvaje

Lo extraño no fue la frenada, el estruendo de la chapa retorciéndose o los gritos de los peatones. Lo extraño no fue que Hernán quedara tendido en el piso, con las piernas fracturadas y la clavícula fuera de lugar. Lo extraño tampoco fue que haya ocurrido un accidente a esa hora de la noche y en esa esquina.

Lo verdaderamente extraño, fue que Hernán murió pensando en que no iba a terminar de pagar el auto, en que no iba a poder ver a Eric Clapton en River, en que no iba a poder estrenar la notebook, en que no iba a poder cobrar la indemnización.

Diego M

18 de marzo de 2010

Tareas especiales

El obrero trabaja solo en el turno noche. Esto no fue así durante toda la semana, su compañero vino el lunes y luego lo abandonó misteriosamente.
Las tareas asignadas no son de las que más le gusta realizar, pero la tranquilidad de la noche compensa el esfuerzo, con el mate y la música de los Redonditos de ricota como fieles compañeros. La fábrica emite leves ruidos en toda su estructura, pero el obrero sigue con sus tareas, está acostumbrado ya. No le importa que sea la primera vez que está solo de noche, ni que la noche sea tormentosa, ni que sea la primera vez luego de la historia del fantasma. Todas las fábricas tienen historias de fantasmas, no es novedad para él. Los tópicos se repiten: muerte trágica, sufrimiento, dolor, luego el andar errante, los ruidos, la sombra que se ve a lo lejos, los gritos y las voces.
Por eso el obrero, perdido en el repiqueteo de su martillo y en la melodía de “Todo un palo”, no ve con el rabillo del ojo a la sombra que se aproxima. Su mente está embebida en música, la música que lo hace olvidar de los problemas y lo acerca a la hora de salida, al descanso reparador. Algo se cae detrás suyo, pero el obrero no escucha. Levanta el brazo derecho simulando ser el Indio Solari, aunque los músicos no desarman estanterías a las 3 de la madrugada, pero eso al obrero no le importa. Cuando el martillo inicia su carrera descendente hacia el metal, una mano fría se posa en su hombro. El cuerpo se transforma en hielo y la mente pierde la coordinación. El martillo pega de lleno en su mano izquierda, pero no le duele. Siente el aliento frío sobre su hombro. Nunca más va a trabajar de noche, nunca más, si es que hay otras noches. La mano fría afloja su presión, la boca se acerca al oído del obrero, el obrero reza el padre nuestro aunque no lo sabe bien, tiembla, reza y tiembla. Las palabras llegan apagadas.
- Tratá de hacer menos ruido. No puedo descansar en paz.
Y se va.

Diego M

19 de agosto de 2008

Todo está guardado en la memoria

Me acordé de Mariela y su delantal blanco impecable. De la plaza Belgrano y sus juegos de madera despintada. De los picados en la calle con Juan, Ale y David. Del olor a pan casero que irradiaba la cocina de mi vieja los domingos por la tarde. Del primer beso con Julieta. De la primera rateada, en séptimo grado, cuando nos fuimos a caminar por Florida y Lavalle. Del viaje de egresados, las excursiones y las fiestas. De los asados en lo de Walter y los chistes malos de Raúl. Del primer día de Facultad: los nervios, las caras hostiles y desconocidas.
Me acordé de Verónica y lloré.
Al final, sólo sentí el dolor de la soga ajustada, el ruido a madera y nada más.


Diego M

17 de febrero de 2008

Arreligionado

Lo siento
no existe el cielo
no hay redención
hay lo que hay

Hay lo que Hay (Pez)




Rebaño
arreado
lavaje
agua bendita


Rebaño
cura
pastor
ganado


Redención
confesión
oración
colaboración


No mientas
no existe
y si existiera
vos no lo viste

Hay
lo que hay

No inventes más

Diego M

6 de enero de 2008

Los chicos del final

Todo lo que dicen sobre la muerte es mentira. No hay un túnel, no hay una luz al final, no hay amigos ni parientes esperándonos. Ni siquiera sentís algo así como serenidad. La muerte es un vacío que te rodea. Son espasmos fríos que te abrazan. Y voces. Voces de niños cantando un villancico siniestro. Un coro dulce y desafinado. Pero las voces se van diluyendo. Y a la luz del quirófano volvés a respirar.

Diego M