Diego M
28 de junio de 2008
Dos menos uno
Sentís el viento pegando en la ventana. Sentís la lluvia acariciar el techo. Sentís el frío que te llega a los pies. Juntás uno con otro. Y te apretás la frazada justo abajo de la nariz. Sabés que falta mucho para levantarte. Sabés que querés dormir. El sueño suele ser un buen compañero para éstas épocas. La ausencia de pensamientos reales durante las horas en que él se hace presente lo convierte en un paraíso. Querés cerrar los párpados. Luchás. Pero sentís el tic tac del reloj. Sentís la cama medio vacía. Justo en ese momento, se posa en tu mejilla una mano fría. Te recuerda, te susurra, te seca las lágrimas. Y se lleva tus sueños.
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6 comentarios:
Pero no se llevó las palabras.
- No dejes que nadie te lleve los sueños, habrá una mano cálida y habrá nuevos sueños. No duermas despertate, un tibio sol se filtra por la ventana.
No sé por qué, pero a mí nunca me lleva los sueños ni las palabras. En cambio, me llena de pensamientos que no me dejan dormir...
Gracias Natibé, Ade y Evangelina!!!!
Hermosos comentarios me dejaron las tres, así da gusto postear en el blog! :-)
Saludos!!
Imagino que esto es cosa superada Dieguito, por la fecha digo, de todas maneras te dejo un mensaje pop, "nada es para siempre" dice la Cantilo, y yo creo que es así para lo que duele y a veces (para no decir casi siempre), para lo que nos acaricia el corazón.
José: parece que, a veces, un dolor tapa a otro. Lo que me estoy preguntando es: ¿cuando se va el segundo dolor, el primero sigue estando?
Abrazo!!
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