13 de septiembre de 2008

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Sólo recordaba un sueño en sueños. Entonces despertó con la terrible necesidad de hacerlo. En ese momento o nunca. Ni siquiera buscó las pantuflas debajo de la cama. No las necesitaba: el frío de la cerámica en las plantas de los pies lo ayudaba a darse cuenta. Se puso la remera verde y salió. Iba a ser difícil conseguir un cuchillo de carnicero en el barrio. ¿Un cuchillo para qué? para cortar, se respondió. Y ahí estaba, caminando, cortando la noche en dos, como a tientas. Buscando. El frío le revolvía el estómago, la remera verde no era suficiente. No la quiero manchar, pensó. Pero nadie dijo que el cuchillo fuera para lastimarte. A tientas. La calle estaba desierta. Él buscaba su cuchillo de carnicero en el primer cajón de la mesada de la cocina, descalzo, y con una remera verde a medio poner.

Diego M

7 comentarios:

Coni Salgado dijo...

Buenísimo, como siempre!

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

Estoy loco o este personaje ya apareció en otro de tus textos?

josé lopez romero dijo...

Me quedo pensando en lo que sucedió con el tipo de la remera verde y el intimidante cuchillo de carnicero../ Mi afecto Diego.

Diego M dijo...

Coni: Gracias por tus palabras! :-)

Zaiper: es probable que este sea el "hijo" de otro texto anterior que no se publicó en el blog pero que se leyó en el taller. Buen ojo!

José: que bueno que es dejarle dudas!! el afecto es recíproco.
Abrazo desde acá!!

Mariana Kasner dijo...

Monrroy querido!!!! No sé que habrá pasado con ese hombre, pero la intriga me queda haciendo eco. Qué manera de escribir, de crear suspenso pavote!!
Te felicito como siempre,

Kas.

CeCe dijo...

Me han gustado los escritos que guardás en este blog, en verdad.

Diego M dijo...

Marian: gracias por los elogios!

Harpo: bienvenido!! ojalá que te den ganas de volver otro día :-)