29 de junio de 2007
Recuerdos molestos
Vivía enfrente de mi casa, medio en diagonal, al lado de lo de Doña Alicia. No me acuerdo si estaba con los padres, creo que no, lo cuidaba la tía o la madrina. Igual el pendejo no le daba ni cinco de bola, se iba y volvía cuando quería, se pasaba todo el día en la esquina con los pibes jugando al fútbol. En eso sí tengo que reconocer que era bueno. En cambio yo no podía arrimarme, ni al arco me dejaban ir. Igual prefería las clases de catecismo y de guitarra antes de juntarme a boludear atrás de un pedazo de cuero.
No me caía bien el pibe. Era demasiado sociable, hasta me parecía falso por momentos. Aunque no me molestaba tanto porque yo tenía mis amigos por otro lado. Hasta que llegó el circo. ¡Qué locura en el barrio! Era la novedad. Me acuerdo que mi viejo me llevó a una de las primeras funciones. Se respiraba magia en el aire, magia y dulzura.
Entonces la ví. Suspendida en el aire. Era el pájaro más bello que se haya visto volar jamás. El pelo castaño y lacio, la sonrisa brillante. En ese momento sentí que había germinado por primera vez en mi corazón la semilla del amor. Logré que mi viejo me llevara a varias funciones más, ella seguía espléndida y yo loco por ella. Pero... Siempre hubo peros en mi vida. Me puse como loco el día que Rolo me contó que Carlitos le había echado el ojo a Naty. Los rumores siguieron corriendo. No lo podía creer hasta que los ví, de la peor forma. Después de una función me animé a ir a buscarla. Le voy a explicar todo lo que siento, pensé. Mi corazón ardía. Quería ver como reaccionarían sus ojos de chocolate cuando… Los ví juntos. Y no pude contener mis lágrimas de bronca, de impotencia, de niñez triste. Se fue el circo, creo que se fueron juntos, no sé ni me interesa.
Basta.
Me parece que en Fox a ésta hora están Los Simpsons. Que canal de mierda este History Channel.
Diego Monrroy
27 de junio de 2007
25 de junio de 2007
Manifiesto Urbanicómico 2

Este blog y su autor están terminantemente a favor de la fabricación, ingesta y degustación de los queridos y exquisitos churros. Este manifiesto alcanza a sus tres versiones: simples, rellenos y bañados en chocolate (más conocidos como "destrozahígados")
El autor apoya la ingesta de este excelente alimento en su justa medida, o sea, no más de seis por persona. Desde éste humilde rincón aplaudo a todo aquel artista que utilice a los churros en el proceso creativo, a saber: dedicarle poemas o cuentos, realizarle esculturas o altares, o simplemente consumirlos para lograr inspiración.
He dicho.
Diego M
20 de junio de 2007
Chispas
La felicidad viene en chispazos. No es un resplandor continuo sino algo intermitente, tartamudeado. Depende cuan cerca esté un chispazo del otro uno es más feliz o menos feliz. El problema surge cuando la vida te esconde los fósforos, entonces ¿con qué hacer chispa? Tanteás a tu alrededor tratando de conseguir algo que te ayude: un ascenso, una buena nota, una sonrisa de una compañera de trabajo, un atardecer. Pero la oscuridad se mantiene. Aunque tal vez no sea exactamente oscuridad lo que cubre la ausencia de chispas, tal vez sea una masa gris que te aplasta. Entonces pensé que, a veces, la memoria te da fósforos artificiales que crean chispazos tenues pero muy reales, chispazos de flashback. Y me dí cuenta de que la salida a éste gris la tengo a mano, al alcance de mi mente. Mientras tanto seguiré buscando los fósforos.
Diego Monrroy
19 de junio de 2007
Manifiesto Urbanicómico 1

Este blog y su autor están terminantemente en contra de la ingesta y/o cocción del guiso de mondongo, y del mondongo en todas sus versiones, a saber: canapés, tartas, sopas, al spiedo, con flan, con chimichurri y cualquiera de sus derivados culinarios.
Es más, estoy en contra del uso de la palabra mondongo en cualquier manifestación literaria.
He dicho.
Diego M
15 de junio de 2007
12 de junio de 2007
Bajas calorías
Diego Monrroy
6 de junio de 2007
Felicidad de martes
-Una hermosa colección de mails, mensajes de texto y mensajes de voz
-Un placard lleno de ropa
-Dos libros más en mi biblioteca
-Una sobredosis de mimos y abrazos que me dejaron empachado
-Tan empachado como la picada, las papas y la pizza calabresa, sumadas a las masas finas regadas por una muy rica torta de chocolate con dos cortes de dulce de leche
-Dos kilos de más, aproximadamente
-Un dolor de estómago latente pero ausente aún
-Una cama calentita y compartida
-Una sonrisa enorme de esas que no se borran ni siquiera cuando estás dormido.
Gracias a todos!!
Diego Monrroy