10 de septiembre de 2007

Juan (Segunda parte)

Mira la hora en el reloj de pared de la cocina, las 5:30. Está bien con el tiempo. El reloj de pared tampoco es un reloj cualquiera. ¿Por qué?, sí, adivinó. Juan lo encontró tirado entre muchas otras cosas en una esquina y lo reparó. Juan odia que la gente tire cosas por tirar. A veces siente el impulso de golpear la puerta de ese alguien, de esa persona que labra actas de defunción a objetos que tienen mucho para dar todavía. Pero no lo hace. Se limita a tomar lo que le interesa, lo coloca en el canasto de la bicicleta y sigue el camino a su casa. Pero ese camino de vuelta es diferente. Juan va pensando en que puede ser que hoy tenga algo nuevo en su hogar. Que puede darle vida a ese objeto que va vibrando al compás del asfalto en el canasto de su bicicleta.
Ahora Juan se está poniendo los pantalones de trabajo. Pero no está en el trabajo. Recuerde que está en el dormitorio de su casa, cambiándose para ir a trabajar. Juan se pone la ropa de trabajo en su casa. ¿Por qué?, porque siempre desde el trabajo vuelve a su casa. Le parece un esfuerzo innecesario ponerse ropa de calle en su casa, llegar al trabajo y ponerse la ropa de trabajo. Luego terminar la jornada y volver a colocarse la ropa de calle. Le da fiaca de sólo pensarlo. Por eso sale ya vestido con su pantalón azul y su chomba también azul. Ambos con el logo de la multinacional para la cual trabaja. Entre nosotros, le confieso que esa puede ser otra razón por la cual Juan va con la ropa de trabajo. Él está feliz de trabajar en esa empresa, y luce orgulloso la ropa que le dan.

Continuará...

Diego M

1 comentario:

Caetano Evon dijo...

Madrugando y con uniforme azul
aguante juansito
o juano.. ni idea
saludos