Hoy no me siento especial. Soy una parte de un todo. Una pieza igual a otra, con el mismo fin, como salido de una cadena de producción. Me siento asfixiado, inútil, porque vos no me querés. Porque en estos días ni siquiera me tocaste, ni me deseaste, ni me miraste. Si no te sirvo a vos ¿a quién? Estoy con el alma pegoteada, amasada, pero no deshecha. Ojalá decidas clavarme un cuchillo a fin de año. Cortar mi masa esponjosa y frutada y servirme en la mesa familiar. No te das una idea lo feliz que me harías.
Diego M
1 comentario:
Si esto es parte de la realidad (de la tuya), no puedo decirte, qué bueno, al contrario, me preocupa amigo Diego, ¿o es humor "findeañero"?
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