Es probable que sea como dicen ustedes, los no-muchos, que los años hace años que no terminan. Pero yo estoy en la vereda de los no-pocos, que pensamos que los años sí terminan. Que cada vez que tiramos un almanaque al cesto realmente lo dejamos atrás. Que un año nuevo trae esperanzas nuevas, que las caras pueden ser otras, que los bordes se sienten, que no todo es una cinta de rutina cósmica. Es muy humano aferrarse a ésta creencia: si el año fue malo esperamos uno mejor, si el año fue bueno esperamos uno muy bueno. Tal vez deberíamos ser un poquito menos egoístas y esperar un año no tan bueno después de uno excelente, y cederle un futuro año maravilloso a alguien que la haya pasado realmente mal.
Tal vez haya años diseñados, tal vez el 31 de diciembre gira la ruleta y ahí mismo se decide qué tipo de año te va a tocar en suerte. Tal vez haya sólo treinta y seis variedades de años, o sea que si vivís lo suficiente podés llegar a tener algún año “deja vu”. Preparate, sólo faltan unas pocas horas para que la ruleta cósmica empiece a girar y decida tus futuros trescientos sesenta y pico de días...
Diego M
1 comentario:
¿Cómo afectarán los años bisiestos en todo esto?
Publicar un comentario