Queridos Cruzagramas:
Esto que van a leer no pretende ser la resolución de una consigna. A ésta altura, mi cabeza cree que el viejo zorro zaiperiano pergeñó éste ejercicio para mí, para que me despida. No se asusten, esto que van a leer tampoco es una despedida. Yo no me puedo despedir de lo que soy: soy geminiano, soy hincha de Boca, soy hijo de Enrique y Alicia, y también soy un Cruzagramas. Ustedes saben bien lo que es ser un Cruzagramas, pero esto que están leyendo tampoco pretende ser un Manifiesto Cruzagramista. Los Cruzagramas que yo conozco (que serían algo así como el 100% del total) tienen varias características en común, a saber: son buena gente, son talentosos, les gusta trabajar en grupo, son solidarios, no se atan a géneros ni a estilos literarios, esponjean todos los conocimientos posibles de los otros Cruzagramas. Me detengo acá, releo. No quiero hacer nombres. Esto que están leyendo tampoco va a ser una lista de nombres adjetivados. Porque cuando uno hace nombres se le puede escapar alguno. Me es imposible acordarme de todos en éste momento y exponerlos en éste papel en el preciso instante en que los ojos comienzan a humedecerse y la cabeza a llenarse de recuerdos hermosos. Pero esto que están leyendo tampoco será una enumeración de recuerdos hermosos y compartidos. No. Porque las mejores anécdotas las guardo en mi mente: bien claras, emotivas. Si yo pasara alguna de esas anécdotas a éste papel, dejaría de ser lo que es, y además perdería fuerza, claridad, emotividad, sabor. Y ni ustedes (ni yo) merecemos eso.
Esto que están terminando de leer puede ser interpretado como un humilde homenaje que les debía, no sólo a mis compañeros nuevos, si no también a los viejos dinosaurios Cruzagramísticos, los que empezaron a sembrar la semilla. Entonces creo que va llegando la hora de despedirme… del texto (recuerden que esto que están terminando de leer no es una despedida). Por esas suertes del destino los crucé, y eso es algo que me marcó, me enorgulleció, me llenó para toda la vida. Porque antes era Diego Monrroy, pero ahora soy Diego M, un escritor en busca de alternativas (y rodeado de amigos)
Ahora que releo todo me doy cuenta de que sí: el gran Sebas propuso ésta consigna a propósito. También me doy cuenta de que esto que ustedes están a punto de terminar de leer no sé si cumplió la misma. De lo que sí estoy más que seguro, es que en estos tres años cumplí la consigna más compleja e importante de todas: encontré a ese ser creativo que estaba dormido adentro mío.
Y eso (y esto, y todo) te lo agradezco (a vos: Sebas, hermano, amigo) infinitamente.
Esto que van a leer no pretende ser la resolución de una consigna. A ésta altura, mi cabeza cree que el viejo zorro zaiperiano pergeñó éste ejercicio para mí, para que me despida. No se asusten, esto que van a leer tampoco es una despedida. Yo no me puedo despedir de lo que soy: soy geminiano, soy hincha de Boca, soy hijo de Enrique y Alicia, y también soy un Cruzagramas. Ustedes saben bien lo que es ser un Cruzagramas, pero esto que están leyendo tampoco pretende ser un Manifiesto Cruzagramista. Los Cruzagramas que yo conozco (que serían algo así como el 100% del total) tienen varias características en común, a saber: son buena gente, son talentosos, les gusta trabajar en grupo, son solidarios, no se atan a géneros ni a estilos literarios, esponjean todos los conocimientos posibles de los otros Cruzagramas. Me detengo acá, releo. No quiero hacer nombres. Esto que están leyendo tampoco va a ser una lista de nombres adjetivados. Porque cuando uno hace nombres se le puede escapar alguno. Me es imposible acordarme de todos en éste momento y exponerlos en éste papel en el preciso instante en que los ojos comienzan a humedecerse y la cabeza a llenarse de recuerdos hermosos. Pero esto que están leyendo tampoco será una enumeración de recuerdos hermosos y compartidos. No. Porque las mejores anécdotas las guardo en mi mente: bien claras, emotivas. Si yo pasara alguna de esas anécdotas a éste papel, dejaría de ser lo que es, y además perdería fuerza, claridad, emotividad, sabor. Y ni ustedes (ni yo) merecemos eso.
Esto que están terminando de leer puede ser interpretado como un humilde homenaje que les debía, no sólo a mis compañeros nuevos, si no también a los viejos dinosaurios Cruzagramísticos, los que empezaron a sembrar la semilla. Entonces creo que va llegando la hora de despedirme… del texto (recuerden que esto que están terminando de leer no es una despedida). Por esas suertes del destino los crucé, y eso es algo que me marcó, me enorgulleció, me llenó para toda la vida. Porque antes era Diego Monrroy, pero ahora soy Diego M, un escritor en busca de alternativas (y rodeado de amigos)
Ahora que releo todo me doy cuenta de que sí: el gran Sebas propuso ésta consigna a propósito. También me doy cuenta de que esto que ustedes están a punto de terminar de leer no sé si cumplió la misma. De lo que sí estoy más que seguro, es que en estos tres años cumplí la consigna más compleja e importante de todas: encontré a ese ser creativo que estaba dormido adentro mío.
Y eso (y esto, y todo) te lo agradezco (a vos: Sebas, hermano, amigo) infinitamente.
Diego M
7 comentarios:
Mi amigo Diego M. concuerdo con las últimas lìneas de tu post... desde que yo conozco a los cruzagramas... desde que yo soy una de ellas... desde que me subi al barco cruzagramero... siempre lo encontré activo y creativo (vale decir bonachón, simpático y muy accesible). Gracias por las letras, que en consignas o sin ellas, dejan ver que el corazón a veces hace bien en colarse a las páginas - en su caso- negras.
El mayor logro sea tal vez, que ya no necesitas estar para estar... y eso se parece mucho a trascender.
Nada podrá darte mas recompensas que esa.
Y que bueno que vas a organizar los encuentros de escritores...
El ser creativo ya no volverá a dormirse!
besos
Coni
Ya te dije muchas cosas en muchos lados, así que simplemente te voy a abrazar para darte la bienvenida en esta otra parte.
Es que a veces caminar es tan importante como el camino en sí mismo.
Te quiero un montón.
Esto es algo que me estoy perdiendo me parece, estás por cumplir alguna función dentro de Cruzagrams o no pesco definitivamente lo que sucede. De cualquier manera tu emotivo "interior que sacaste", me hizo bien para seguir conociéndote, Diego M..
Diego, que lindo eso de cruzarse con otros y enriquecerse. Creo que ser un cruzagrama es como estar siempre de viaje: empezas siendo una persona y terminás siendo otra.
besitos Sandra
casi me pongo a llorar dieguito! como pasa el tiempo carajo, ahora que lo mío sí es despedida (nah, nunca lo es realmente!)... nada, nada, nada, no puedo acotar nada más! Espero el casamiento ansiosa (siempre quiero que se case la gente, boba romántica) vendrán todavía muchos años de letras, y nos veremos por ahí, al final, al medio... de la revolución!
Más concretamente, nos veremos si el destino lo permite, el sábado 22 en la fiesta literata más grande de la historia!
Te quiero
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