12 de mayo de 2008

Lunes de perros

N.I.D.A.P.J.L.R.D.T.E.E.B. (Nota Introductoria Del Autor Para Justificar La Republicación Del Texto En El Blog): Este texto ha sido antologado en el "Libro de los Talleres". Decidí sacarlo del baúl del blog para que puedan disfrutarlo (o sufrirlo o saborearlo) aquellas personas que no lo han leído por cosas de la vida (o por falta de interés)


El horóscopo del domingo decía: “Lo espera una semana difícil”. No soy fanático de los horóscopos ni creo en los astros ni en las brujas ni en ninguna otra manifestación esotérica. Ni siquiera creo en mi hermana, que tira las cartas en plaza Francia.
Arranqué el lunes como siempre, con los ojos pegados y con el tiempo justo. Entré al baño y me encontré con Pancho, mi hamster, ahogado en el inodoro. Seguramente fue un suicidio. Con el alma rebalsada de dolor y el inodoro rebalsado de agua saqué el cuerpito inerte de mi amigo y lo puse sobre una servilleta, en la mesa de la cocina, para enterrarlo al volver del trabajo.
Me vestí y salí. Tomé el colectivo y no ví las caras de siempre. Como tampoco había autos estacionados en la puerta de la fábrica consulté el reloj: faltaban dos horas para entrar. Me senté en la vereda y me dormí. A las seis me desperté con las caninas mandíbulas de un dóberman atenazando mi tobillo derecho. Salté con un alarido. El perro abrió grande sus ojos de dóberman y huyó asustado. Me fui rengueando hasta la clínica. La chica de la guardia me dijo que todavía no había llegado el doctor. Yo le conté mi historia y se apiadó de mi pobre tobillo de laburante mordido por un perro dóberman. Me hizo pasar al consultorio y comenzó a curarme la herida. Era una morocha muy sensual. Comenzó a acariciarme. La verdad es que la herida podría haber estado infectada y mi vida culminar ese día que no iba a dejar pasar la oportunidad. Pero justo cuando estábamos a punto de… entró el doctor. Parece que la morocha era su esposa, su amante o su hermana, ya que me echó a patadas del consultorio como si fuera un perro sarnoso.
Volví a mi casa rengueando. No había luz. La boleta había llegado hace un mes y medio, calculo, y había quedado enterrada entre los folletos de los deliverys y otras tantas boletas impagas. Fui a la cocina a poner el agua para el mate y encontré al pekinés de mi vecino merendándose el cuerpito de mi pobre Pancho.
Mientras lo corría con la escoba, medité: hoy recién es lunes y, encima, soy de sagitario.
Diego M

4 comentarios:

Federico J. Guerrero dijo...

Dieguito. Diez puntos. Deseo que la historia no sea cierta o no al menos como vos la relatás, ya que cuanto menos cierta es, tanto mejor hecho está tu trabajo.
Te dejo otro abrazo.

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

Ya tenés a tu hamster cruzalinkeado con el texto "a buen entendedor" !!!

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

felicitaciones don Diego M. por la publicación. Ahora: vamos por más!!
(... ¿este es el famoso Diego M.? dijeron algunos cruzagramas ayer en la presentación de la antología...)

Natalia dijo...

Genial!!!!!!
Contanos más historias de este sagitariano looser.