18 de octubre de 2007

Una esquina cualquiera de una ciudad particular

El noticiero matutino me bombardeó: muertes, robos, catástrofes y desastres de todo tipo. Decidí hacer un corte en la mañana, no podía ser que todo fuera tan negro. Llené el termo de agua, agarré el equipo de mate y salí dispuesto a tomar sol, respirar verde y cargarme con la buena onda de la gente que andaba por Buenos Aires. Así fue que me senté en la plaza dispuesto a observar y disfrutar.
Primer mate: frío, feo. En la esquina, un taxista le tocaba bocina a una pobre anciana que cruzaba demasiado tarde por la senda peatonal. Al arrancar el taxi pude leer una calcomanía en la luneta trasera: "Argentina: un país solidario"
Segundo mate: mejor, pero los mosquitos no me dejaban en paz. Mientras tanto, un colectivo pasaba despidiendo agrias bocanadas de humo negro de su caño de escape. Fileteado en la parte trasera se podía leer "El progreso es mi motor"
Tercer mate: demasiado caliente y amargo. Una botella de gaseosa vacía cayó a un metro de donde estaba sentado. Salió despedida de un auto en cuyo baúl se veía claramente la calcomanía de "Greenpeace"
Me quedé cinco minutos más, hasta que con el cuarto mate los oídos me zumbaban por los bocinazos. Guardé las cosas y me fui derecho a mi casa. A dormir.

Diego M

2 comentarios:

josé lopez romero dijo...

Si hay algo que contribuye a mirarnos de puertas adentro es tanta histeria en las calles. Pasa en ciudades como la tuya, en algún lugar de Buenos Aires, no?, y en la mía que tiene 40.000 habitantes. Los argentinos nos estamos desconociendo y lamentablemente alimentando una catástrofe, y lo que hemos visto no ha sido todo. Mirada justa y de "sobrepique" la tuya Diego Monroy.

Gala dijo...

Un día voy a ser hermitaña, lo sé.